El pasado fin de semana del 22 y 23 de enero se volvió a reunir el grupo que acompañó a la cruz de los jóvenes y el icono de María por toda nuestra diócesis. El lugar de reunión ha sido los pueblos de Almadén y Chillón y el motivo rememorar los momentos tan intensos vividos junto a los símbolos más importantes de la juventud católica con tanta gente de nuestra diócesis.
Este equipo lo componían unos jóvenes de nuestra diócesis: Iván, Irene, Juan Ángel, Miguel Ángel, Luis e Inma. Dos religiosas, Siervas de María: Sor Covadonga y Sor Isabel. El curso de fundamentación de nuestro seminario diocesano: Claudio, Manuel y Raúl. Dos sacerdotes diocesanos: José Felipe y Eustaquio. Nuestro Obispo D. Antonio.
Para este grupo ha sido una gracia y una bendición haber podido vivir de una manera tan intensa esta semana en la que acompañamos la cruz y el icono por toda nuestra diócesis. En primer lugar, esta pequeña Iglesia, como ha recordado en diferentes momentos nuestro Obispo, ha sentido la gracia de que lo que realmente nos une es la fe y es una unión de una fuerza arrolladora.
Hemos disfrutado el cariño de tanta gente, que nos alentaba, cuando el trabajo era duro y agotador. Hemos tenido la suerte de poder sentir que llevábamos algo que la gente esperaba, cómo no sentirnos evangelizadores llevando a Cristo a la gente necesitada de recibirlo.
Y, por último, poder sentir que no se ha terminado nuestra misión. Este fin de semana nos ha ayudado a darnos cuenta que la cruz y el icono pasaron, pero la experiencia de saber llevar a Cristo a nuestros ambientes no pasa, no ha hecho nada más que empezar en nuestras vidas. En la Eucaristía leímos en la primera lectura el párrafo del profeta Isaías: “Al pueblo que caminaba en tinieblas una luz les brilló”. Esta luz que es Cristo tiene que seguir siendo llevada a tantas personas, entre ellos muchos jóvenes, y nosotros somos instrumentos en manos de Dios.
Este equipo de la cruz queremos pedir a todos los jóvenes que preparan con ilusión los Días en las Diócesis y las Jornadas Mundiales de la Juventud, que no descansemos en esta bonita tarea de ser testigos de Cristo en medio de nuestro mundo. Puede parecer agotador e infructuoso, pero podemos deciros que Cristo sigue vivo en el corazón de mucha gente.
Mucho ánimo, seguimos en contacto y estaremos juntos en Madrid y en muchas más ocasiones. La cruz y el icono seguirán en nuestra diócesis todo el tiempo que nosotros sigamos llevando el mensaje de Cristo y el amor de María a todos los que nos rodean.
Uno del equipo de la cruz.